domingo, 7 de junio de 2015

Bonsái

"Al final ella muere y él se queda solo, aunque en realidad se había quedado solo varios años antes de la muerte de ella, de Emilia. Pongamos que ella se llama o se llamaba Emilia y que él se llama, se llamaba y se sigue llamando Julio. Julio y Emilia. Al final Emilia muere y Julio no muere. El resto es literatura."

Así parte "Bonsái" la primera novela de Alejandro Zambra y que llegó por casualidad a mis manos a través de una promoción que hace Copec, donde saca ediciones bien lindas de distintos libros: infantiles, clásicos y de autores chilenos.

Como era corta y el inicio es prometedor empecé a leerla. En ella se cuenta la historia de amor que viven Emilia y Juan, una relación que nace de la casualidad y la soledad de ambos y termina... sin que sepamos bien cómo termina. Tenemos una idea claro, pero quisiéramos saber mucho más.

Me parece que contar el argumento de esta historia, no es lo más importante, porque básicamente es una historia de amor que podría parecerse a otras miles. Lo importante está en la forma de contarla, y es que a través del libro  nos convertimos en testigos de un paréntesis en la vida de dos personas. Como cuando vemos a amigos, conocemos una parte de sus vidas y los acompañamos, pero luego las vueltas de la vida nos alejan hasta que un día sin más, los reencontramos. En ese momento no nos importa mucho saber qué ha sido de sus vidas en el periodo de separación sino que nos acoplamos al instante que están viviendo ahora y seguimos acompañándolos, hasta que otro momento o circunstancia de la vida nos vuelva a separar.

En lo personal, me gusta bastante la forma de escribir de Alejandro Zambra. He leído otras cosas de él y me parece que retrata con una belleza casi poética la simpleza que hay en la cotidianeidad. La belleza de estar tendidos leyendo en la cama, de preparar huevos revueltos para el pololo de tu amiga, de morir...




viernes, 22 de mayo de 2015

Papá, Cuéntame Otra Vez

Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito 
de gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo, 
y dulce guerrilla urbana en pantalones de campana, 
y canciones de los Rolling, y niñas en minifalda. 

Papá cuéntame otra vez todo lo que os divertisteis 
estropeando la vejez a oxidados dictadores, 
y cómo cantaste Al Vent y ocupasteis la Sorbona 
en aquel mayo francés en los días de vino y rosas. 

Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita 
de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia, 
y cuyo fusil ya nadie se atrevió a tomar de nuevo, 
y como desde aquel día todo parece más feo. 

Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada 
y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada, 
al final de la partida no pudisteis hacer nada, 
y bajo los adoquines no había arena de playa. 

Fue muy dura la derrota: todo lo que se soñaba 
se pudrió en los rincones, se cubrió de telarañas, 
y ya nadie canta Al Vent, ya no hay locos ya no hay parias, 
pero tiene que llover aún sigue sucia la plaza. 

Queda lejos aquel mayo, queda lejos Saint Denis, 
que lejos queda Jean Paul Sartre, muy lejos aquel París, 
sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual: 
las ostias siguen cayendo sobre quien habla de más. 

Y siguen los mismos muertos podridos de crueldad. 
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam. 
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam. 
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.

jueves, 2 de abril de 2015

El Doliente

Nadie tiene tiempo de leer poesía. No sé si es la falta de educación en el tema, o la falta de sensibilidad que nos acosa cada día más. En fin, esta semana tropecé un par de veces con este poema...

EL DOLIENTE

Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida
Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida

El alma errante volverá a su nido
Lo que ayer se perdió será encontrado
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado

Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido
anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?

Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas.

domingo, 15 de marzo de 2015

"Las 2 Holly de Desayuno en Tiffanys"

"Desayuno en Tiffanys" es de esas películas que todo el mundo ubica. Incluso si uno no la ha visto, igual tiene clara la imagen de Audrey Hepburn en un vestido negro de Givenchy  mirando hacia la joyería que le da paz. Un filme que no sólo es un ícono para los que aman el cine, sino para cualquiera que adore la moda y cuyas escenas han sido imitadas en una infinidad de series, desde Gossip Girl a Los Simpsons.
Ahora bien, cuando uno ve una película que está basada en un libro, uno sabe que lo más probable, es que termine con un nivel de decepción de aquí a China. Y eso es porque, las películas nunca pueden abarcar todo y es bien difícil que nos dejen satisfechos, porque la mente del director no es igual a la nuestra y, cuando nosotros imaginamos un rostro, o una característica del lugar en que vive el personaje, resulta que el director ve otra cosa que na` que ver. Con esto claro en mente, me dispuse hace harto rato ya a ver "Desayuno en Tiffanys”, porque, aunque hubiese diferencias, había dps motivos mayores para verla. Primero, porque Audrey Hepburn debe ser la mujer más adorable que ha tenido el cine de Hollywood y siempre verla actuar será un placer, y segundo, porque aunque la adoro, es de lo más lejana que yo podría imaginar para encarnar a Holly Golightly, la protagonista en la historia que nos narró Truman Capote. Además, no soy la única que lo cree, ya que el mismísimo señor Capote no quedó muy contento cuando le dijeron que sería ella la encargada de darle vida a su Holly, menos porque él tenía en mente a la exuberante Marilyn Monroe (Resulta ser que tampoco le gusto el director y el color que le dieron a la película, señalando después que la película y el libro, se parecían tanto como una banda de rock a un cantante de ópera).
En realidad, Capote tiene toda la razón. La película y el libro son dos cosas muy distintas y, si bien se conservan casi al dedillo los diálogos, la historia que plantea Hollywood es una historia endulzada de lo que Capote en su libro inyectó con veneno.
Holly de la película es una chica extremadamente ingenua y dulce, con la que uno empatiza de inmediato y a quien siente ganas de proteger. Peter, quien en el libro se nos presenta como un narrador sin nombre, es también un hombre que necesita protección en el filme. Ambos se encuentran en medio de un mundo hostil y la película nos cuenta qué puede suceder entre estos dos seres solitarios y olvidados. Para esta Holly que vemos en la película de Blake Edwards, Audrey es perfecta. Refleja la fragilidad, pero al mismo tiempo la determinación y, con su belleza entendemos que pueda tener loco a medio Nueva York.
La Holly de Capote es más oscura, pero infinitamente más real. Las pequeñas acciones que no aparecen en el filme, nos demuestran aún más su personalidad y entendemos que por su forma de ser, éste sea el final más honesto para los personajes, y no el de fantasía que nos plantea el cine.
En resumen, yo recomendaría hacer ambos ejercicios. Ver la película; deleitarse con la actuación de Audrey Hepburn que brilla más que cualquier joya de Tiffanys, soñar con vivir un amor así, de verdad, que acepte nuestros defectos y saque lo mejor de uno, encantarse con el vestuario y la fotografía y disfrutar de Holly interpretando "Moon River" mientras Paul la mira desde su ventana (por lejos mi escena favorita). Pero también, diría que es necesario leer el libro y despertar a la realidad. Conocer esa Holly más negra y ese narrador desconocido, pero que ama casi tanto como el otro, aunque no de igual forma. Las dos versiones de "Desayuno en Tiffanys” para mí son necesarias.



martes, 3 de marzo de 2015

El Estilo de Amor Prohibido

Como ya mencioné en el post anterior, estoy muy fan de "Amor Prohibido": Y no sólo porque sea entretenida y llena de intrigas, sino porque además de eso, permite ver looks elegantísimos de sus protagonistas, que, tal y como los personajes de mi antigua y amada Gossip Girg, me dejan encantada. Así que comentaré los que se roban las miradas:


Fatma: Queen Fatma es la matriarca. Una mujer que se desvive por mantener las apariencias, y el elegante estilo de vida que alguna vez tuvo. Es por ello, que siempre la veremos perfectamente vestida, con bastantes vestidos de seda en tonos clásicos, aunque también juega con los dorados. Es común además, que use grandes escotes, los que nos permiten apreciar los hermosos collares de perlas y brillantes que siempre usa. Para Fatma, la joyería es lo más importante.




Bither: Bither es la protagonista, o antagonista, depende del punto de vista con que se mire. En ella se destacan los trajes de colores sólidos, usando generalmente, además de los básicos blanco y negro, bastantes morados y azules. sus trajes, en general son cortos o ajustados y su pelo, casi siempre va suelto y con ondas, como muestra de su sensualidad.






Nihal: Esta actriz tuvo un cambio gigante durante la teleserie. Desde un look bastante infantil y donde muchas veces la vimos en uniforme de colegio; pasó directo a una vestimenta de mujer adulta, sin puntos intermedios. Muchas veces Nihal parecía una señora y no una joven de veinte años.
Su pelo, también sufrió cambios, apareciendo de pronto con una melena que, a mi parecer le quedó bastante bien. A pesar de esto, el conjunto pelo/maquillaje/ropa de Nihal, fue siempre el que más me perturbó.

         



Peyker: Por lejos, mi favorita. Es la hermana buena de Bither y la que quiere evitar los problemas que se producen en esta familia. Peyker trabaja en una galería de arte y quizás por eso mismo, siempre la vemos vestida en colores vibrantes. Combina perfecto estilos informales mientras se le ve con sus hijos, y vestidos en cortes geométricos o con diseños que mientras está en la galería le dan onda y la mantiene regia. Su maquillaje es leve y en general lleva el pelo suelto y sin mucha producción.





Y a ustedes ¿cuál es el look que más les gusta?

sábado, 28 de febrero de 2015

Soy Una Señora Adicta a Las Teleseries

No sé en qué momento a alguien en Chile se le ocurrió comprar una teleserie de un país tan lejano como Turquía; pero de repente, alguien con más visión que yo lo hizo y trajo a nuestras pantallas "Las Mil y Una Noches", una serie que poco tenía que ver con el libro, salvo en la coincidencia del nombre de su protagonista femenina.

De pronto todos, sin importar si viéramos o no la teleserie, conocíamos nombres como Sherezade, Onur o Kerem y todos los otros canales de televisión tuvieron que rendirse ante el fenómeno de LMYUN.

En la tele, comenzaron a aparecer reportajes de la hermosa Estambul, y hasta la presidenta del país, bromeó con la teleserie. Los analistas de televisión, se preguntaban qué era lo atractivo del culebrón turco y surgieron todo tipo de hipótesis, desde que el amor es universal y no importan creencias e idiomas (los más hippies), hasta que los actores chilenos eran poco profesionales o definitivamente malos (los más críticos).

Como todo fenómeno que no puede ser competido, fue imitado y así todos los canales nos invadieron con teleseries turcas: "¿Qué Culpa Tiene Fatmagul?", "Ezel", "Tormenta de Pasiones", etc. Una de las turcas que desembarcaron fue, "Ask-I Memnu", traducida para nosotros como "Amor Prohibido", una teleserie basada en un libro de un turco llamado Halit Ziya Usakligil.

Al principio, no tomé para nada en cuenta esta teleserie, ya que, aunque me pareció que tenía una linda fotografía y música de Chopin que uno de los personajes tocaba en piano, creí que era una teleserie con demasiada gente estirada para mi gusto tan clase media. Les cuento si no saben, que "Amor Prohibido", trata acerca de un viudo, Adnán, que después de perder a su esposa, se entregó totalmente a la labor de cuidar a sus hijos, Nihal y Bulent.

Sin embargo, y precisamente en el cementerio ("Mensaje Divino" podría pensar uno al principio), un día redescubre el amor en manos de una jovencita llamada Bither, quien, al ver a Adnán como una posible nueva conquista de su madre decide adelantársele y de esta forma castigarla, ya que hay rencillas anteriores entre ellas que convierten la relación madre-hija en una situación bastante tensa, con rencores y algunos momentos de envidia.

Bither y Adnán finalmente se casan y ella llega a la mansión como la nueva señora Ziyagil, viviendo en un ambiente de incertidumbres y apariencias. Ella, con su encanto, logra superar las miradas raras que se producen frente a su llegada, pero lo que no logra ignorar, es la presencia del sobrino de Adnán, Behlul, con quien inicia un juego de seducción que poco a poco se transforma en un "Amor Prohibido" y destructivo que envuelve a todos a su alrededor y del cual nadie podrá escapar ileso.

A todo este drama (mal dicho, no es drama, es DRAMÓN), se suman paisajes hermosos y donde no se escatima en lujos, con una banda sonora maravillosa y un vestuario precioso en algunas actrices (El look de ellas da para un post aparte).

"Amor prohibido" fue un éxito en Turquía donde el país se paralizó para ver el último capitulo, a pesar de que el grupo gobernante del país la cuestionó por lo liberal de algunas de sus escenas, que incluían besos y caricias con varios minutos de duración.
Países como Irán o Emiratos Arabes la prohibieron por su alto contenido amoroso, mientras que en Pakistán fue un fenómeno televisivo incluso en su repetición. 

En lo personal, debo decir que "Amor Prohibido" me reencantó con el género de las teleseries en su formato más clásico, con bastante drama y cahuín. Y eso, es lo que me tiene sentada cada tarde frente al televisor, cual señora, para sufrir con los personajes, tomar bandos, y preguntarme qué pasará con estos ricachones que, a pesar de tener todos los lujos posibles, viven en medio de la más repugnante miseria que provocan las mentiras y el cuidado de las apariencias.

Ahora que se acerca el final, siento que me dará un ataque. deberé llamar a la Unidad Coronaria.




viernes, 27 de febrero de 2015

Malala y El Poder Femenino



Cuando chica, nunca podía dormir la noche previa al primer día de clases. Me encantaba sentir esa ansiedad por ver a mis amigas, conocer a los compañeros nuevos o volver a ver al niño que me gustaba. Aunque por lejos, lo que más me emocionaba, era usar mis cuadernos nuevos, con portadas lindas, el exceso de lápices en mi estuche (los lápices eran para mis amigas y yo, como los zapatos para Carrie y sus chicas, nunca teníamos la cantidad suficiente). Recuerdo que en la primera página de mis cuadernos, siempre dibujaba a Snoopy y sus amigos y escribía alguna frase linda/cursi que me motivara durante el año.Todas las veces, el dibujo y cuaderno más lindo, eran para matemáticas, por ser la materia que menos me gustaba...
Ir al colegio era para mi, como para la gran mayoría de ustedes, una cuestión obvia. Ahí, hice grandes amigos, tuve profesores que me marcaron para siempre y sufrí tratando de hacer la rueda o saltando el caballete en clases de educación física, entre tantas otras cosas. Por eso, por los lindos recuerdos que tengo de mi época de colegio, es que al leer el libro de Malala Yousafzai ("Yo Soy Malala") es como si me contaran la realidad de un extraterrestre.

Malala era una niña chistosa, un poco peleadora con sus hermanos y bastante inteligente; nada que nos llamara extremadamente la atención hasta que, llegaron los talibanes a Swat, la región donde vivía.
En ese momento, este grupo de fundamentalistas islámicos comenzó con una serie de prohibiciones que iban desde no escuchar música profana, hasta que las mujeres no podían salir solas de su casa, sino sólo en la compañía de un familiar hombre, aunque se tratase de un niño de un año (Muy seguro!)
Los talibanes empezaron además, a disminuir cada vez más el acceso de las mujeres a la educación. En un principio, señalando que éstas debían ir cubiertas para no incitar al pecado en los hombres; luego que sólo pudiesen ir escuelas de mujeres y donde se les enseñara sólo lo básico, ya que no requerían más conocimiento.
Malala, que era hija de un profesor, y sus amigas, se resistieron a esto y acudían a la escuela escondidas o con protección, todo con tal de seguir aprendiendo. Malala además, se encargó de contar al mundo, a través de Internet, como veía la ocupación talibán una niña. Obviamente, esto y su cada vez mayor popularidad, la volvieron un blanco para los terroristas, quienes el 9 de octubre del 2002 la atacaron, dejándola al borde de la muerte. Malala, tras un proceso muy largo y con varias operaciones, logró recuperarse y hoy es una activa luchadora por el derecho de todos los niños a educación, especialmente las niñas, ya que, en lugares como su país de origen (Pakistán) el analfabetismo en mujeres alcanza el 60%.
Malala fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz y es conocida internacionalmente. Por desgracia, en Medio Oriente, existen cientos de "Malalas" que, sin tener a toda la prensa de su parte, luchan día a día porque las mujeres puedan acceder, a  conocimientos tan básicos como leer y escribir.
Hace unos días, vi una película iraní que se llama "Buda Explotó Por Vergüenza", donde se muestra, de manera magistral, la realidad que viven las miles de niñas que no vemos en TV, que no ganan premios, pero que siguen luchando a diario por conquistar pequeños espacios en un mundo mucho más hostil que el nuestro y en donde los estuches jamás estarán llenos de lápices.  (Les dejó el enlace por si quieren verla. Está en "ezpañol coño" pero merece la pena revisarla)

En Occidente, todas las mujeres sabemos que faltan años luz para ser consideradas a la par de los hombres. No ganamos lo mismo, tenemos siempre el estigma de ser las dueñas de casa y quienes tienen que encargarse de las labores del hogar y aún , en pleno siglo XXI sufrimos el acoso callejero por parte de hombres ineptos que sienten que lo hacen súper bien al decir lo atractivas que nos vemos (y además usando palabras soeces). Sin embargo, y en nuestro mismo pequeño planeta, la cosa está aún más difícil para las féminas y su batalla es por derechos aún más básicos. Por eso, la idea es seguir luchando, como si fuéramos una sola mujer, porque cada batalla, por pequeñita que sea, es un paso para el respeto de nuestros derechos, tanto en educación, sexuales, reproductivos o laborales.